El Mundo Necesita Monstruos

Por que ya todos estamos más que hasta la madre de todo esto

Los cuentos míticos nos dejan una serie de lecciones; la más importante, que el mundo y la gente en él son una verdadera mierda.
Pero la naturaleza, tan infinitamente sabia como nosotros, simples mortales, jamás podremos imaginar, encontró la forma de poner las cosas en pinche orden con todo esto de la humanidad.

Si tienes una pinche especie consumidora compulsiva, con ingenio nomás para hacer pendejadas y que se reproduce como verdadera plaga, obviamente tienes que poner un contrapeso y evitar que el jodido ecosistema se vaya a la mierda.

¿Cómo logró esto la madre naturaleza?
Para comenzar, estaban los depredadores naturales del hombre: Tigres dientes de Sable, Leones Cavernarios, Osos del tamaño de un chingado autobús y otros adorables bichos que se encargaban de poner orden en el mundo. Obviamente los hombres tenían que vivir conformes con lo que tenían y joderse a los deseos de los animales más chingones.

Todo lo prehistórico es más chingón. Incluídas las mujeres.

Luego viene el descubrimiento del fuego y el comienzo de la edad Neolítica. Vamos, el hombre se cansa de estarse tragando la mierda de los depredadores y comienza a liarse a palos con ellos, desarrollándose en VERDADEROS HOMBRES que se dedicaban a ahorcar osos con las manos desnudas y jugar vencidas con los mamuts. Nada de hipocresías, si tenías problemas con un hermano, ibas y se agarraban a garrotazos y ya sin resentimientos se largaban a beber el contenido estomacal de un reno y a tirar como locos con las nenas de las cavernas. Esa fue la edad de oro de la humanidad.

Luego, a algún tío listo se le ocurrió la idea de la rueda, el metal y otras pendejadas. Se armaron ejércitos y tipos al estilo de Conan surgieron y repartieron tripas por todo el mundo. No estaba mal el asunto, pero entonces comenzó la política y las intrigas por el poder; los Estados Nación; la propiedad privada, el sistema de comercio y, poco a poco, se comenzó a ir esto a la mierda.

Antes no necesitabas ser un metrosexual para tener mujeres. Bastaba pararte mamonamente sobre una pila hedionda de los enemigos abatidos por tu espada. Qué Axe ni qué la chingada...

Pero aún entonces la naturaleza mandaba y, fuera de sus murallitas mariconas y sin sus espaditas de nena, el hombre de ciudad era meramente un pendejito débil y temeroso en un lugar jodidamente hostil.
Sobre todo cuando uno o varios de los susodichos pendejitos se topaban con cosas que no podían comprender.
Digo, una cosa es ya creerte un mamón completo por que sales y atropellas leones con tus carruajes maricones y ¡Ay, Ay, soy el Pinche Faraón!... Pero otra es toparte de cara con alguna cosa enorme que jamás habías visto y que no dudará en arrancarte tu rapada y aceitada cabeza.

En la actualidad, un hombre realizado tiene un par de autos, ropa fina, una abundante cuenta en el banco, celular, hora y media en el GYM más cercano y una casita en la campiña Europea.
Vivirá una vida tibia hasta aproximadamente los sesenta-ochenta años, y morirá camino a su trabajo o en su casa, de un ataque al corazón como tantos otros pobres diablos que rondan por ahí.

Un hombre VERDADERAMENTE REALIZADO de la edad de oro de la humanidad tenía un chingo de carrozas despedazadas en batalla, miles de hombres a su servicio, incontables esclavos, todas las mujeres que quisiera follar, carne de todas las bestias de la creación y una erección que podía partir mesas de caoba de un solo golpe.
Viviría a la intemperie, siempre rodeado de pinche peligro y con suerte llegaría a los cuarenta años, muerto por un arma enemiga y cubierto de gloria.

Eran precisamente estas pocas criaturas las que verdaderamente mandaban sobre la tierra.
Y sus beneficios eran muchos: evitaban la sobrepoblación; dado que sus dominios eran temidos, los hombres no iban para allá a sobreexplotar los pinches recursos; le ponían interés a escaparte por las noches a hacer fechorías y casi toda criatura mítica era útil incluso después de muerta.

También beneficiaban a la humanidad. Como ya dije, tenía que haber equilibrio, y si todos en tu aldea/ciudad/fortaleza son un montón de maricas mal alimentados temerosos si quiera de hablar fuerte por miedo a los monstruos, pues la naturaleza se encargará de convertirte, harto de estar rodeado de mierda, en un maldito matón mujeriego destroza caballos capaz de lijar acero con tu propia polla. La naturaleza es sabia.

La madre naturaleza es una artista incomprendida.

Y una cosa lleva a la otra: si no hay cabrones igual de chingones que tú en tu pueblo, sales y te mides con un pinche monstruo o hasta encontrar quién te ponga tu pinche estatequieto. La vida era muy, muy simple y bella.

El mundo estaba lleno de monstruos, y nada más los más chingones se atrevían a entrar en sus dominios, demostrando una vez más la sabia naturaleza y su selección natural: si volvías de matar a un mosntruo, es obvio que te tocarían más premios, mujeres y sustento que al pendejin que se queda en casa a pintar los murales de tu castillo. Pura pinche Biología básica.

No jodes con Fafner a menos que seas un maldito cabrón. Así de sencillas eran las cosas.

¿Qué acabó con esta edad tan chingona?
Simple: el conocimiento.
Para la mala fortuna de los aventureros mata dragones y toda esa clase de gente, su fama se volvió su propia ruina. Tanto contar cómo vencían a los monstruos y tanto viajar para matarlos y descubrir nuevas tierras, abrieron el paso a que cualquier pelafustán pudiera viajar por las rutas que YA ELLOS habían hecho seguras.

Además, ahora cualquiera podía matar un pinche monstruo. Bastaba acordarse de, no sé, ¿Les parece Lancelot o uno de esos cabrones? para saber que un dragón tenía un punto débil en la punta de la nariz, o en el pecho o en el huevo izquierdo. Nada más era cosa de saber cómo matarlo y, vamos, un pinche reptil de seis metros, aunque me duela decirlo, no es tan pinche inteligente como para pensar "Ah cabrón, estos weyes saben mi punto débil, pues ahora les hago una chingadera para que se jodan en lugar de yo..." Duro pero cierto.

Prescenciad con envidia, ¡Oh pueblos del mundo! La herencia guerrera del gran Pueblo Azteca...

Y comenzó el ocaso de los monstruos que, acostumbrados a la hegemonía que ejercían sobre la humanidad, se volvieron estúpidos. Como los gringos de ahora.
Más y más peleles comenzaron a poblar la tierra, aprovechando las brechas abiertas por los VERDADEROS HOMBRES, y empezaron a esparcir su semilla a diestra y siniestra.

Así que la selección natural se convirtió de "el que más puede" a "el que más tiene"
Podías ser un rompe madres de los mejores, capaz de masticar diamantes y cogerte un tanque de guerra, pero si eras pobre, estabas jodido. La fama y las viejas eran para el Rajá de Nosedondechingados: un tipo bajito, flaco y capaz de morirse hasta con el menor soplo de aire, pero eso sí, con un chingo de tierras y rupias y sólo él sabe cuántas baratijas más. En tu cara, Kull el Conquistador.

Y pues las cosas comenzaron a irse precipitadamente a la mierda. Podías ganarte la vida como caza recompensas y ser cabrón a la vez que rico, pero como ya dije, los retos comenzaban a agotarse y terminabas como un viejo loco y resentido contándole sus hazañas pendejas a tu montón de nietos.

Nadie te lo dice, pero así terminan todos los héroes de la nueva era de la humanidad.

¿Y los Monstruos? A la mierda. Bien pronto estaba visto todo el mundo y todos los secretos revelados. Se mataban a todas las cosas que se podían y la vida seguía.
Es en este punto que, sin nada más qué saber o hacer, el hombre se dedicó a hacer cosas innecesarias como descubrir la teoría de la relatividad, la combustión espontánea y, sí, adivinaron, paradojicamente el Internet.

Obviamente la naturaleza ya está hasta la madre en este punto y, cansada de soportar nuestras chingaderas, manda al diablo todo y que nos hagamos bolas como podamos. Y surgen los creacionistas, los religiosos, los científicos y todos esos monos sabiondos innecesarios.

Y ustedes dirán, "Pinche Saurio y tus chingaderas. ¿Entonces estarías mejor con monstruos alrededor, rodeado de salvajes y sin las comodidades de la civilización?"
Yo les respondo: no cabrones, no estaría más contento, estaría EN FORMA. En estos instantes, en vez de estar ocupando la GRANDIOSA cantidad de tiempo muerto que tengo para escribir este post, estaría afilando mi hacha para salir en una nueva aventura para asaltar una villa o poner en su pinche lugar a algún cíclope o madre así. Puta madre.

Y muy pronto, así terminará él también...

El mundo necesita más monstruos. Calamares gigantes y caimanes en las calles no son suficientes. Necesitamos un pinche tiranosaurio corriendo por la avenida, o un terodáctilo volando por los cielos de la colonia para desapendejarnos y ponernos a ser VERDADEROS HOMBRES de una pinche vez.

Mis esperanzas están puestas en las estrellas: lanzamos tanta mierda al espacio, que no tarda una pinche raza de Predators o Aliens en bajar y liarse a madrazos con nosotros. Eso sí que va a estar épico.

Los esperamos ansiosamente, mis amigos del espacio...
ANSIOSAMENTE...